
Después de hacer evaluación de los mejores discos del año, si hay un hecho que sobresale por encima de todos es la memorable cosecha venida de tierras galaicas. Del increíble hip hop cósmico de Malandrómeda al pop bipolar de Chicharrón, el abanico de opciones se despliega en un fascinante crisol de variables, que nos han regalado tormentas de inspiración como las invocadas por CRNDS en su impepinable debut, que lo coloca como primo lejano de un híbrido fantabuloso entre Arca, Burial y folk gallego. Debuts como este subrayan el boyante estado de salud de una comunidad como la gallega que, desde su insularidad, también estrecha lazos con la cultura portuguesa y pervierte bajo sus propios códigos las corrientes dominantes, imposibles de evadir, del pop siglo XXI que domina las redes y gustos masivos de una audiencia, al mismo tiempo, disgregada en un número infinito de nichos estilísticos e híper conectada por los cauces de conexión internautas.
De esta realidad, emerge con voz propia una fuerza de la naturaleza como MounQup, que, ya venía avisando desde hace tiempo que estaba preparada para llevar a cabo algo muy grande. Y lo ha hecho con “Aquelarre”, su nuevo LP.