
Que Fernando de la Flor es uno de los secretos mejor guardados del pop estatal es algo que ya debería empezar a cambiar. Ya no solo por sus discos al frente de Gente Joven, sino también por este milagro que es Ofrenda Floral.
Extrayendo magia pura de la canción mínima, así es como Fernando ha forjado el cosmos pop de Ofrenda Floral. El leonés es capaz de hilvanar un mundo en sí mismo donde el pop juega a disfrazarse de synthpop de trazo grueso, a embeberse en saudade preciosista o a recordarnos que la canción pop perfecta aún es posible. O como él mismo lo define, “dream pop de provincias”, para el cual no hay más opción que estirarse en el diván y dejarse hipnotizar por el corro de juegos de palabras que Fernando se saca de la chistera. Una reivindicación en sí misma por escribir canciones en las que cobra vital importancia el surtido de historias cantadas; en su caso, a través de su magnética voz neutra.